¿Qué son las cámaras térmicas?

En pocas palabras, podríamos decir que las cámaras térmicas no «ven», sino que proporcionan una representación del entorno, convirtiendo la radiación infrarroja en imágenes. 

La termografía parte del hecho de que la luz irradia más allá del espectro visible. Todos los objetos y seres vivos con una temperatura superior al cero absoluto (-273 °C) emiten esta radiación, conocida como infrarrojo.

La tecnología permite que, a partir de esos infrarrojos, sea posible construir imágenes del entorno sin luz visible

La cantidad de radiación infrarroja emitida depende de varios factores, como por ejemplo la temperatura, de tal modo que una superficie fría se percibe de manera diferente a un ser humano. También hay diferencias en cuanto a superficie, incluso con variables respecto a su dureza y forma, y materiales. Por ejemplo, la piel humana tiene un espectro muy distinto al del acero. 

Ventajas del uso de cámaras térmicas

Trabajan en la oscuridad total y proporcionan imágenes que permiten detectar actividades sospechosas y tomar las medidas adecuadas. También en condiciones adversas provocadas por humo, niebla, polvo o neblina. Esto sería impensable, por ejemplo, con los dispositivos de seguridad de visión nocturna, que lo que hacen es amplificar la luz residual existente.


Al no requerir iluminación adicional para cumplir con su objetivo, otra ventaja evidente es la económica, en cuanto a que se evitarán costes añadidos de instalación y consumo.


La tecnología térmica permite el análisis de vídeo de alto rendimiento y supera algunos de los problemas habituales de los detectores de movimiento. Esto da como resultados disparadores altamente precisos para cables trampa, zonas de exclusión y alarmas de temperatura, proporcionando una tasa mucho menor de falsas alarmas. Con cámaras térmicas, ramas arrastradas por el viento, ciervos que chocan contra una cerca o insectos en la lente de la cámara ya no activan las alarmas no deseadas.